El minotauro, además de su monstruosa figura, tenía otro defecto
peor, se alimentaba exclusivamente de carne humana, y se ponía más salvaje a medida que crecía.
Cuando se volvió incontrolable, Minos ordenó que Dédalo construyera el laberinto, dentro del cual abandonaron a Asterión.
Debido a un enfrentamiento entre Atenas y Creta, la segunda demandó a los atenienses la ofrenda de siete doncellas y siete jóvenes para sacrificar en el laberinto, que debían entregarse cada nueve años.
Estos 14 jóvenes eran depositados en el laberinto hasta que se encontraban con la bestia y servían como alimento.
Mucho tiempo después del castigo, Teseo, hijo de Poseidón, se propuso salvar a su patria de la condena matando al minotauro.
Teseo llegó a Creta y conoció a Ariadna, hija de Minos, de la cual se enamoraron.
Ariadna quiso detener al joven, pero como no pudo disuadirlo, se dispuso a ayudarlo e ideó un plan.
Ofreció a Teseo un hilo muy largo, el cual no debía soltar por ningún motivo mientras estuviera dentro del laberinto.
Ella lo sostendría del otro extremo.
El joven entró en el laberinto y según la leyenda del minotauro, logró vencerlo y salir del laberinto, gracias al cordel de Ariadna.
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